Hace ya tiempo anticipábamos que la Factura Electrónica tendría un papel clave en el tejido empresarial del país, el cual está en pleno proceso de digitalización. Hasta el momento, solo se había establecido como obligatoria para las transacciones con las Administraciones Públicas y, más específicamente en el sector de la construcción, para transacciones en el marco de obras públicas. No obstante, todo apuntaba a que acabaría implementándose en el escenario B2B.